AMANECERES
Aunque con el tiempo he ido perdiendo mi capacidad para dormir hasta tarde, no soy una persona madrugadora. Disfruto enormemente los últimos minutos en cama antes de levantarme a enfrentar el día. Sin embargo, los últimos acontecimientos en la finca me han llevado a abandonar mi cama una hora más temprano. Recientemente mi perro, que creció en ciudad y no sabe vivir en el campo, se escapó de sus condiciones de libertad limitada y cometió un asesinato. Mató a la pata de los vecinos de finca de la parte alta de la montaña. En menos de diez minutos juntó una manada de perros caseros para ir a cometer su crimen. Como consecuencia dejó las relaciones de vecindad fracturadas y aceleró la construcción de la cerca que yo había venido posponiendo por razones económicas. Pero como todos los infortunios este trajo algo bueno. En compensación por el daño causado me comprometí con los vecinos a subir a casa a diario para alimentar a un perro y dos gatos que pasan algunas temporadas a solas. Para ...