AMANECERES
Aunque con el tiempo he ido perdiendo mi capacidad para
dormir hasta tarde, no soy una persona madrugadora. Disfruto enormemente los últimos
minutos en cama antes de levantarme a enfrentar el día. Sin embargo, los
últimos acontecimientos en la finca me han llevado a abandonar mi cama una hora
más temprano.
Recientemente mi perro, que creció en ciudad y no sabe vivir
en el campo, se escapó de sus condiciones de libertad limitada y cometió un
asesinato. Mató a la pata de los vecinos de finca de la parte alta de la
montaña. En menos de diez minutos juntó una manada de perros caseros para ir a
cometer su crimen. Como consecuencia dejó las relaciones de vecindad
fracturadas y aceleró la construcción de la cerca que yo había venido
posponiendo por razones económicas. Pero como todos los infortunios este trajo
algo bueno. En compensación por el daño causado me comprometí con los vecinos a
subir a casa a diario para alimentar a un perro y dos gatos que pasan algunas
temporadas a solas. Para poder hacerlo y cumplir con mis obligaciones laborales
me propuse levantarme más temprano y visitarlos a primera hora.
Ha sido una experiencia sorprendentemente agradable. Sin
importar el clima, los amaneceres en el campo son un espectáculo. He disfrutado
de amaneceres de diferentes colores, con luna o con neblina; una caminata de
unos quinientos metros en subida y veinte minutos de meditación mientras
camino. Todo un regalo.
Además me hace feliz hacerle algo de compañía a los animalitos de la vecindad. Desde hace un tiempo establecí como medida de éxito del día el número de seres a los que les he dado al menos un momento de felicidad. La visita a las mascotas del vecino me ayudan a iniciar mi cuenta del día con tres y si de casualidad me encuentro con los toros de la otra vecina y de llevo un bocado puedo sumar dos más. Es una buena manera de empezar el día.
No me habia fijado hasta HOY el diario mensual publicado. Lindos relatos, gracias
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