MARIQUITAS, ABEJAS Y MARIPOSAS

 


En Nómada hay una variedad importante de insectos. Probablemente gracias al tiempo en que la finca estuvo descuidada antes de que la compráramos, a que en el que en el lugar donde están los árboles no se pasa la guadaña y al no uso de pesticidas, la población de insectos se ha mantenido y probablemente ha crecido.

La primera vez que descubrí que había mariquitas en el jardín delantero me emocioné. Estos insectos coleópteros además de las creencias populares de atraer la buena suerte son realmente muy útiles en el jardín. En primer lugar porque son indicadores de la salud del ecosistema. Aunque en su medio no tienen muchos depredadores, sí son sensibles a los productos agrícolas y en segundo lugar y más importante, porque se alimentan de una de las plagas de jardín más difíciles de controlar: los pulgones.

El hecho de no cortar el pasto con frecuencia ha contribuido a que la población de mariposas también crezca. Me encanta verlas volando por el jardín y en general por toda la finca pero no me gustan tanto cuando me hacen daños en mis sembrados. Las orugas se comen todas las hojas de las matas de curuba y de gulupa y me dejan sin opción de ver frutos de plantas que he cuidado por meses. Un dato curioso, a Sammy le gustan las mariposas, literalmente… se las come.

Con las abejas la historia es un poco diferente. Las abejas que están en la finca fueron traídas intencionalmente. Aunque había poblaciones de abejas silvestres en los alrededores, le pedí a uno de los amigos apicultores que es vecino mío que trajera algunas cajas de abejas a vivir en la finca. He sembrado parches de flores para ellas y además tienen a su disposición las flores silvestres de los alrededores. Teniendo abejas en la finca aprendí que estos insectos, tan importantes para nuestra propia supervivencia son delicados y se ven más afectados de lo que pensamos por nuestras acciones. No les favorecen los cables de la energía eléctrica; les molestan los sonidos fuertes (guadañas y motosierras en el campo) y sufren con los cortes periódicos de la hierba. En las épocas de escasez de flores las abejas se van o pueden morir de hambre si no encuentran un área florecida para abastecerse.

A los ojos de mis vecinos, mi finca se ve descuidada. En una que otra ocasión he recibido las sugerencias respetuosas de mis vecinos para que controle la hierba y advertencias acerca del peligro que representan las abejas cuando se alborotan. Seguramente me gustaría que mi finca se viera más bonita y más organizada, pero por sobre todas las cosas, me alegra verla llena de vida.

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