CUENTOS DE ANIMALES III - SEXO DE ALTO RIESGO
Unas semanas atrás me
levantaron mis perras Vicky y Sammy, ladrando de manera inusual junto a la
puerta de malla eslabonada que las protege de salir a meterse en problemas con
los vecinos y protege a los animales silvestres de su instinto cazador. Me
asomé a ver a que se trataba y descubrí entre las matas de frambuesa a dos zarigüeyas
grandes. Es raro ver a esta clase de visitantes de día. Las perras estaban
pidiendo salir para dar buena cuenta de los visitantes. Le pedí a don Parmenio,
el trabajador que me estaba colaborando con la limpieza de los árboles que les
prestara atención y las protegiera de los perros de la vecindad mientras yo
subía a alimentar a mis comensales externos: Copin y Pacho. Me preocupaba que
Tarzán, León y Pirulo, los perros de mi vecina las descubrieran y las cazaran.
Afortunadamente a mi regreso,
don Parmenio me contó que habían abandonado su refugio entre las espinas de las
matas de frambuesa, habían escalado el naranjo y ahora estaban en uno de los árboles
de eucalipto al lado de la cerca de mis perros. Eran tres zarigüeyas y estaban
en etapa de apareamiento. Probablemente por eso su salida diurna. Se instalaron
en una rama justo sobre el lugar donde estaban los perros y se ocuparon de la
conservación de su especie. Fue una sesión muy informativa... descubrí que las zarigüeyas
tienen hábitos reproductivos curiosos. El trio se realizó sin ninguna
manifestación de celos entre los machos participantes. No tuvieron ningún
inconveniente en dedicarse a sus asuntos mientras los perros les ladraban
furiosamente. Aparentemente la única preocupada por su seguridad y por su
integridad era yo.
Cuando terminaron, pasaron por
la huerta, comieron plátanos y se retiraron a su madriguera.
A la hora del almuerzo don Parmenio me preguntó entre en broma y reclamo si les había mandado traer pechuga a mis nuevas mascotas. Los vecinos no quieren a las zarigüeyas a pesar de su labor de control ecológico a las serpientes porque comen gallinas y frutas en sus huertos. Le di una explicación corta de la importancia de estos animalitos a sabiendas de que sería considerada como una excentricidad de mi parte. Hasta ahí llegó mi labor de educación ambiental. No me gusta dar cantaleta y no creo que funcione. En el campo como en la vida no hay verdades absolutas sino que cada quien tiene un poco de razón y argumentos igualmente válidos.
Al menos en
mi finca las zarigüeyas pueden estar tranquilas en época de reproducción
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