A DOS HORAS DE LA CIUDAD
La mudanza al pueblito en las afueras de Bogotá se llevó a cabo sin mayores contratiempos para empezar el año 2020. De hecho, ese 31 de diciembre lo pasé en la casita de campo, poniendo mi vida y las cosas de la casa en orden. El aire fresco del campo y la amplitud del paisaje sabanero nos ayudaron a sanar a todos.
Los gatos eran dueños y señores de la casa y el perro, dueño
del jardín. En la noche, debido al frío, el perro entraba a la casa y dormía en
la entrada, separado de los gatos por una pequeña barrera.
Lo único diferente era el viaje a la ciudad a trabajar, a
mostrar el apartamento para arrendarlo y en algunas ocasiones, al Centro
Comercial a mitad de camino, a hacer alguna que otra compra.
Los viajes a la ciudad eran largos y terminaron siendo un
espacio adicional para dormir. La mejor hora para salir a tomar el bus era
sobre las 5 de la mañana, para estar un poco antes de las siete am en el norte
de la ciudad. Dado que hay dos vías para llegar al pueblo, en algunas ocasiones
el regreso era por la salida del occidente de la ciudad. En ambos casos los
buses iban llenos, pero si lograba ocupar una silla con ventana, podía
presenciar amaneceres y atardeceres asombrosos.
Y como a todo, me acostumbré a los viajes a la ciudad muy
temprano en la mañana tratando de adivinar el aviso del bus en mañanas oscuras
y con niebla; a los regresos en la noche, viendo cielos llenos de estrellas y
el contraste de las montañas con las luces de la ciudad; a los fines de semana
en casa, dedicada al jardín y a los pequeños beneficios de estar en un pueblo
turístico como la posibilidad de encontrar comidas especiales, cafés, postres y
quesos de diferentes clases. Las carreteras de las afueras del pueblo eran
perfectas para salir a caminar y hacer algo de ejercicio.
Alrededor de la casa había 250 metros de espacio para el
jardín. Si bien yo tenía alguna experiencia con temas agrícolas, nunca había
estado a cargo del proceso. Empecé por organizar la cerca viva y por
trasplantar algunas de las flores para ponerlas a salvo del perro.
Y empezaron los rumores de una pandemia que nos iba a cambiar
la vida a todos.
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