CUARENTENA


 Los primeros cambios llegaron en el trabajo. Los procesos de contratación que teníamos en curso se detuvieron y nos dieron la indicación de ir haciendo un plan para trabajar desde la casa.

El primer fin de semana de marzo mi hijo fue de visita. Estuvimos hablando del tema de moda. Había riesgo de que el Covid 19 se extendiera por la ciudad, porque ya se habían reportado algunos casos y las autoridades estaban adoptando medidas para evitar el contagio al resto de la población. Como las cosas estaban complicadas le aconsejé que se quedara en el campo conmigo por unos días. El hizo un viaje corto a la ciudad, armó una pequeña maleta y se instaló en el cuarto de huéspedes de la casita. Ese fin de semana, tomaron la decisión de restringir los ingresos y salidas de la ciudad y a los pocos días los demás municipios del país habían tomado la misma decisión.

Con los rumores, el miedo y las largas filas de personas comprando en los supermercados se me ocurrió por primera vez que sería interesante sembrar una pequeña huerta para auto abastecerme en caso de necesidad. Ésta parecía se la ocasión perfecta para intentarlo. Antes del encierro, compré varios sobres de semillas, un bulto de tierra negra y reciclamos unas bandejas de germinar que habían desechado los vecinos del cultivo de lechugas hidropónicas del frente de la casa.

En el trabajo nos dieron la orden de encontrar labores que pudiéramos desarrollar desde la casa y comenzó una etapa muy ocupada de la vida.

Las dos horas de la mañana que antes empleaba para transportarme ahora fueron dedicadas a labores agrícolas. Mi hijo se instaló en la sala de la casa a tomar sus clases virtuales y yo hice un espacio para mi oficina en mi habitación.

Después de hacer un par de gestiones logramos una buena conexión de Internet; de ocho a doce y de una a cinco o seis de la tarde cada uno cumplía con sus obligaciones. Sobre el medio día compartíamos las labores domésticas y la preparación del almuerzo y al final de la tarde podíamos disfrutar del atardecer, regar las plantas, darle un pequeño paseo al perro por la carretera del frente de la casa y hacer obras de mosaico.

Estábamos disfrutando de una libertad limitada muy agradable, con suficiente distancia para lograr estar tranquilos.

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