LA VIDA NOCTURNA
Siempre me han gustado mucho las noches en el campo. Me
encantan los sonidos de los insectos, el canto de las ranas, el rumor de la
quebrada; me gusta ver las luces de las casitas dispersas por las montañas
cercanas, las luces móviles de los carros y por supuesto, las estrellas y la
luz plateada que baña los campos cuando hay luna llena.
Antes de iniciar la construcción de la casa, algún fin de
semana de Febrero de 2021 estuve acampando con mi hijo en Nómada y luego,
durante la construcción de la casa, cuando ya estaba puesto el techo, me que
quedé un par de veces en modo de semi acampada.
Mucha gente se pregunta si siento miedo de estar sola en el
campo, particularmente en las noches. La verdad es que al comienzo si tenía un
poco de prevención. Trataba de llegar con luz de día y me encerraba desde
temprano. Con el tiempo he ido descubriendo que mi vereda es más segura que
muchos lugares en el pueblo y me he ido acostumbrando a moverme de noche. Al
comienzo cuando por razones sociales o de trabajo tenía que estar hasta tarde
en el pueblo, me quedaba con mi familia en el pueblo; con el tiempo empecé a
regresar a la casa a la hora que fuera y ahora, incluso aprovecho las noches
para hacer algunas tareas domésticas como regar o sacar los desechos orgánicos
al compost.
Sólo tengo una anécdota de terror de mis primeras noches en
el campo. En una noche de luna, después de haber dormido un rato me despertaron
los sonidos de los animales alrededor de la casa. Estaban los perros aullando,
las vacas mugiendo, los búhos y lechuzas ululando y los gatos erizados a mi lado. Media noche. El concierto animal duró unos cinco minutos y luego todos se calmaron y
todo se quedó en silencio. Me asomé a la ventana del cuarto pero no vi nada
raro y no me atreví a salir al balcón a ver si había algo del otro lado de la
casa, de qué preocuparme. Al rato logré conciliar el sueño.
En los días siguientes le pregunté a mi vecina si ella había
oído algo, para confirmar que el suceso no hubiera sido producto de mi fértil
imaginación o un mal sueño. Ella me confirmó que había habido concierto animal
y lo relacionó a la bajada de un encanto. En esta zona de Boyacá la palabra
encanto también tiene la connotación de un evento sobrenatural por el que las quebradas
crecen y se desbordan. Otras personas a quienes les conté mi historia me dieron
una versión más científica del asunto. Parece que ese comportamiento en los
animales puede darse cuando ellos sienten micro temblores de tierra.
Ha habido también noches de tormenta, noches de cielo
despejado, lluvias de estrellas y noches llenas de luciérnagas y mayitos
(escarabajos de mayo). Todas distintas y todas hermosas.
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