HÁGASE LA LUZ



Ayer, después de algunos meses de vivir con el mínimo de energía, logré instalar un panel adicional, volver a conectar la iluminación de la casa y contar con tomas para electrodomésticos de bajo consumo. Como escribí en el post sobre energía solar, desde el comienzo la idea era que la casa tuviera este tipo de energía y por diferentes circunstancias la conexión se había venido posponiendo.

He aprendido de la vida que nos acostumbramos a cualquier circunstancia que nos toque vivir y particularmente a aquellas que se dan por elección propia. Desde enero, cuando hice el cambio a vivir con el mínimo de energía, había estado aprovechando cada rayo de sol para cargar las lámparas para iluminar la casa en las noches y trabajando en horario de oficina para aprovechar la luz natural y no forzar la vista al anochecer. Las labores domésticas también estaban restringidas al horario diurno y debía cargar durante día el celular para poder disfrutar una serie en la noche cuando me quedaba corta de opciones para la hora antes de dormir porque leer, coser o tejer requieren de buena luz y en el campo, en la noche, no hay muchas opciones de entretenimiento. La escasa iluminación me llevó a disfrutar de muchas noches estrelladas; con un poco de imaginación, a buscar a los extraterrestres, que según noticias recientes, frecuentan el Cerro Carvajal; y a tener momentos de adrenalina, cuando de sacar una que otra araña se trataba.

A pesar de mi capacidad de adaptación y de los esfuerzos de imaginación, después de disfrutar de atardeceres fantásticos, la penumbra de la casa en las noches me hacía sentir un poco triste. No es un sentimiento que pueda asociar con alguna situación particular de mi vida, excepto de pronto al miedo que en mi niñez me daba la oscuridad.

La instalación de todos los componentes de energía solar con que cuenta mi casa; el calentador de agua, los paneles y el ajuste de la infraestructura eléctrica de la casa a energía solar se logró con ayuda de Hugo Salcedo, un empresario local que le apostó a desarrollar el sector de las energías alternativas en Garagoa. Para poder realizar cualquier obra en mi casa hay que hacer un cuidadoso ejercicio de planificación y hacer rogativas por que el clima sea favorable. La distancia de la casa del pueblo, de cualquier ferretería e incluso de la tienda más cercana hacen que cualquier imprevisto se convierta en un problema mayor. Pero ayer, tras un par de semanas de espera, por fin los planetas se alinearon a mi favor. Después de trabajar toda la tarde en la instalación del nuevo panel y resolver pequeños problemas eléctricos por todos lados, al final de la tarde pude volver a tener luz en la casa.

Estoy muy contenta. No me había dado cuenta de cuanto extrañaba la iluminación, hasta anoche, cuando pude completar mis horas de trabajo, tener mi rutina nocturna y apagar la luz antes de dormir. 

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