DE MONTAÑAS Y ÁRBOLES
En mi vida he tenido el privilegio de conocer diferentes
tipos de paisajes: playas de aguas azules, llanuras interminables, desiertos
dorados y montañas de diferentes nacionalidades. Debo decir que cuando se trata
de paisajes, todos me gustan, pero también tengo que reconocer que los paisajes
de montaña son mis favoritos. Hay algo mágico en las montañas que llevó a los
pueblos indígenas a crear leyendas en las que los protagonistas de amores, desamores,
infidelidades y otras historias se convirtieron en montañas. Nuestras historias
se sienten insignificantes al lado del castigo de Fura y Tena, separados para
siempre por el rio Minero.
Recientemente, por razones de peso, decidí salir a caminar
en las mañanas por los alrededores de la finca. No sólo es una costumbre
saludable sino que es ocasión para encontrarme con los vecinos, disfrutar de
los sonidos de la naturaleza y conocer nuevos caminos. Cuando está despejado,
la cumbre del páramo de Cristales, que recibe los primeros rayos del sol se ve
rojiza o naranja. Cuando amanece lluvioso, el Cerro San Marcos, del páramo de
Mamapacha se cubre de neblina suave o de nubes grises y pesadas. Y de la cuenca
del rio Garagoa, sube lentamente la neblina dándole al paisaje un aire de
misterio.
También me gustan los árboles. En mi montaña los hay de
todos los tamaños y de todos los colores. Hay árboles viejos, llenos de bromelias
y de musgo; hay árboles jóvenes de hojas en diferentes tonalidades de verde, también
los hay de colores vino tinto como el casco de vaca o amarillos. Y cuando es
verano florecen… entonces el paisaje se llena de rojo de los cámbulos; morado
de los gualandayes y los siete cueros; blanco de los chizos; amarillo, rosado o
blanco de los ocobos; plateado de los yarumos y así… una gama interminable de
tonos que hacen ver a las montañas aún más bellas.
Las montañas y los árboles tienen la maravillosa capacidad
de acoger la vida. Los invito a hacer la prueba… cuando necesiten aclarar su
mente, resolver un problema o dejar atrás una tristeza, vayan a una montaña o
busquen la sombra de un árbol. Seguramente después de un momento se sentirán
mejor.
Excelente Pili! Me hiciste añorar aún más mi pasada vida en el campo... Gracias!
ResponderEliminarTambién le encuentro más inspiración a la montaña que a la mar..gracias por ese relato Pili
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