VIVIR SIN MIEDO




Con el paso de los años he ido coleccionando decisiones que me ayuden a vivir de una manera coherente los años que me quedan. Un poco porque la vida me enseñó de formas dolorosas que cuando uno no se hace responsable de los ajustes de su propia vida, los cambios de todas maneras llegan y uno tiene que asumir las consecuencias; y otro poco, porque las decisiones me ayudan a manejar a la ambiguedad de la vida cotidiana, ya que no cuento con la capacidad de leer situaciones que no sean claras. Debe ser alguna clase de condición cognitiva que desconozco, pero recientemente descubrí que mi cerebro no procesa las indirectas y las sutilezas. Las decisiones aportan claridad a mi mundo sin escala de grises.

Mi principal decisión de vida es valorar y corresponder al amor que recibo de mi hijo, de mi familia, de mis amigos, los conocidos cercanos, de los animalitos y del Universo en general. El amor es la manifestación más evidente de la abundancia del Universo, que es generoso, más allá de nuestra comprensión. Y es nuestra decisión amar de vuelta y corresponder un poquito a la generosidad que recibimos.

También decidí celebrar la vida... hoy cumplo 52 años y agradezco cada uno de momentos felices, tristes, rutinarios que hacen parte de mi historia y que me han permitido llegar hasta acá. Y si, suena un poco como a discurso de los Óscares, pero a los 52 se vale se cursi y decir las cosas como uno las siente. Desde hace unos cuatro años busco maneras especiales de pasar mi cumpleaños, me rodeo de las personas que me quieren y comparto con mis cercanos el milagro de estar viva y estar un año más cerca de la pensión.

Otra de las decisiones más importantes de los últimos tiempos fué la de vivir sin miedo. Tengo claro que el miedo es sensación creada por el cerebro para protegernos del peligro. Sin miedo no habríamos sobrevivido como especie. Agradezco que exista, pero una vez determinado si la situación que lo produce es de vida o muerte y tomada la acción correspondiente, no quiero tenerlo en mi vida. Dejar atrás el miedo me ha permitido vivir en el campo sin encerrarme en una cárcel, construir relaciones de confianza con mis vecinos y descansar en las noches. Hay muchos elementos que amenazan la vida de una persona sola, especialmente a una mujer. La protección personal, la posibilidad de que ocurran desastres naturales o los temas de salud podrían ser una amenaza constante bajo que no quiero vivir. Vivir con miedo me robaría los mejores momentos.

A mis lectores les deseo buenas decisiones, que tengan una vida plena, que se liberen del miedo, les agradezco por dedicar tiempo a leerme, y que el Universo les regale todo lo que se merecen y más, de acuerdo con la abundancia que lo caracteriza.





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