LA LEY DEL ESFUERZO INVERSO

 



Era una tarde de jueves en la que decidí interrumpir el trabajo a fin de hacer un par de vueltas indispensables en el pueblo a fin de poder disfrutar del siguiente día festivo sin estrés y sin temas pendientes. En mis planes perfectamente hechos durante el rato en el que me suelo desvelar a las tres de la mañana, había organizado el horario de trabajo a fin de cumplir con las ocho horas necesarias, tenía definida la hora de salida, las vueltas y hasta había pensado en darme algún momento en mi escasa vida social para tomar café con algún amigo en el pueblo.

Con esto en mente, me levante temprano y trabajé hasta el mediodía. Almorcé algo sencillo y cuando me disponía a trabajar las dos horas que tenía pendientes descubrí que por fallas en la energía eléctrica en el pueblo vecino me había quedado sin Internet. Le escribí al servicio técnico y peleé un rato mentalmente con la situación. El daño duró poco pero tuvo impacto en los planes. Fue la primera señal.

Luego acordé mi horario de salida con mi amigo taxista de confianza pero las estrellas se alinearon en contra de mis cuidadosos planes y terminamos saliendo veinte minutos más tarde. Tratando de mantener la calma pensé –es una prueba del Universo para enseñarme a desarrollar la paciencia… Llegué tarde al pueblo, medianamente estresada e hice mi primera vuelta. Se estaban enderezando los planes… con un poco más de esfuerzo, iba a lograr llegar a la casa a tiempo. Corrí a hacer las compras y descubrí que el almacén estaba lleno de gente y las filas eran muy largas. Fue la segunda señal.

Desalentada pensé que ya no había tiempo para llamar a nadie para mi pretendida vida social. Y me fui a consolarme con una malteada para el calor de las casi cinco de la tarde en una frutería cercana.

Para distraerme, mientras la preparaban me puse a mirar cosas en el teléfono y encontré el artículo sobre la “Ley del esfuerzo inverso”. La tercera señal. En resumen el artículo decía que a veces nos esforzamos demasiado en lograr que las cosas que queremos pasen y lo que obtenemos es justamente lo contrario. Como en las películas antiguas donde alguien cae en un pozo de arena movediza y empieza a hundirse más rápidamente cuantos más esfuerzos hace por salir, quienes caemos en la trampa de sobre esforzarnos para hacer que nuestros planes se cumplan, nos estresamos y cada vez nos sentimos más ineficientes cuando las cosas no salen como lo habíamos pensado.

Los gurús de diferentes corrientes espirituales coinciden en que necesitamos aplicar la ley del esfuerzo inverso en nuestras vidas. Le llaman soltar, dejar las cosas en manos de Dios, dejar que la energía fluya y otros tantos mensajes relacionados con abandonar la ilusión de control que en ocasiones tenemos en relación con elementos externos. Nos podemos esforzar para lograr lo que depende de nosotros y enseñarle a nuestra mente a adaptarse al grado de incertidumbre que implica el hecho de que no tenemos control sobre nada ni nadie diferente a nosotros mismos. Relajarnos y dejar que la vida nos sorprenda. Es más fácil de decir que de hacer.

Sin embargo, ese jueves en la tarde, leer sobre la ley del esfuerzo inverso le devolvió el encanto a mi viaje al pueblo. Disfruté de mi malteada con calma, hice mis compras despacio y hasta me di el lujo de dejar pasar a un par de personas delante de mí en la fila del supermercado. Salí y me senté en una banca que encontré en la esquina a esperar mi taxi mientras observaba a la gente preparase para celebrar la noche de las velitas. Fue agradable ver a los vecinos sentados tomándose una cerveza en la calle, saludar a las amigas que pasaron por el sitio mientras esperaba y disfrutar el atardecer de regreso a la casa. No terminé mis horas de trabajo esa noche. Me preparé una comida rica, me serví una copa de vino, hablé un rato por teléfono con mi hijo  y encendí una velita de agradecimiento por todas las cosas buenas que tengo en mi vida, entre las que a partir de ahora se encuentra la incertidumbre.

Comentarios

  1. Gracias por compartir esta linda y cotidiana experiencia. La mejor parte fue "Relajarnos y dejar que la vida nos sorprenda" . A veces es bueno parar, respirar, apreciar las cosas lindas que nos ofrece la vida por pequeñas que sean y dejar de querer controlar todo.:)

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